martes, 17 de abril de 2012

-

Creces, experimentas, aprendes,crees saber cómo funcionan las cosas,estás convencido de haber encontrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo. Pero después,cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece per­fecto,cuando crees haber dado todas las respuestas o,al menos, la mayor parte de ellas,surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué res­ponder. Te pilla por sorpresa. Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir,saborear a fondo las cosas, soñando,can­tando en el alma, sintiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razo­nar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones.



No hay comentarios:

Publicar un comentario